Primera Parte
Todos los pueblos deberían tener el derecho y la oportunidad de lograr un desarrollo económico que permita a su vez el desarrollo de sus habitantes (residentes o visitantes).
La historia sin embargo muestra un panorama de desigualdades, de pueblos dominando, esclavizando, saqueando y obstaculizando el progreso de otros pueblos todavía jóvenes en su desarrollo. Tal parece que necesitaran sacar ventaja, como si fuera una carrera en la que sólo uno pudiera llegar a ser el ganador.
Sin embargo, el progreso obtenido y disfrutado a costa del sufrimiento y el subdesarrollo de otros pueblos, tiene una carga de acciones o karma muy grande con sus respectivas consecuencias o repercusiones. Los científicos le dicen: ley de acción y reacción. En el plano espiritual le llaman “samskaras” . ¿Les ha pasado alguna vez que llevaban una carga y no lo sabían, hasta que una situación los obligó a soltarla y entonces se dieron cuenta del peso innecesario que llevaban? Se dieron cuenta, cuando sintieron el alivio. ¡Ahhh!
¿Por qué no es posible pensar un mundo en que todos podamos desarrollar al máximo nuestras potencialidades, tanto a nivel colectivo como a nivel individual? ¿Quién se atreve a decir que es un sueño imposible? ¿Quién esgrimirá argumentos y usará su intelecto para justificar la jaibería, la explotación del más débil, la marginación de otras culturas?
Lo cierto es, que los ha habido, los hay, y los habrá. Personas que olvidan su propia naturaleza social. Se olvidan que todos estamos hermanados los unos con los otros, se olvidan que somos un cuerpo, y que el pellizco en una nalga, no sólo lo siente la nalga, sino todo el cuerpo.
¿Cómo se protegen los pueblos de tales malhechores, de aquellos que buscan su comodidad a cuenta de la incomodidad de los demás? ¿Cómo protegerse de los ciegos de conciencia, de los caracteres débiles, de los que se dejan arrastrar por la codicia?
Los pueblos por humildes que sean deberían tener ciudadanos valientes, sagaces e inteligentes, capaces de figurar maneras de protegerse a sí mismos. Todos los pueblos l@s tienen, pero no siempre son escuchad@s…
Poco sirven las ideas si no se llevan a la ejecución. Los pueblos no deberían dejarle a unos pocos la responsabilidad de cuidar, de construir, de realizar, de actuar, de defender, de proteger, de conformarse y de fallar. TODOS SOMOS RESPONSABLES. Como decían los tres mosqueteros: ¡Todos para uno y uno para todos!
Entonces habría que crear un plan y trazar estrategias.
¿Cómo protegernos del egoísmo humano? ¿Qué debemos hacer para alcanzar mayor poder, mayor desarrollo, sin afectar adversamente el poder y el desarrollo de los demás?
Lo que es bueno para mi desarrollo también podría ser utilizado para el desarrollo de los demás. Claro que cada cultura tiene sus particularidades, eso hay que entenderlo y respetarlo. Lo que yo quiero, no necesariamente es la aspiración de los demás. Entonces podrían ser estas diferencias, su conocimiento, su aceptación, la base para un intercambio de bienes y servicios, de manera lógica e inteligente.
Si un pueblo tiene petróleo, el otro tiene agua, y el otro tiene metales, y el otro tiene paisajes, el otro tiene un buen clima, y el otro tiene algo que quizás yo no tengo pero deseo…Entonces como pueblo podríamos hacer un gran inventario de recursos, deseos, aspiraciones, potencialidades, facultades y debilidades. ¿Qué tenemos que queramos preservar, que tenemos que podemos cambiar o negociar? ¿QUÉ TENEMOS?¿QUÉ NOS HACE FELICES?
Sin meta no hay progreso.
Entonces, hacia dónde vamos a remar? Es importante llegar a unos acuerdos, para poder remar en una sola dirección, al unísono. Si la meta es muy grande, entonces sería conveniente, tener un hilo de metas más pequeñas, para que al sobrepasar una, sigamos hacia la otra, hasta llegar a la meta final, la más hermosa, la mayor.
Como dije antes, cada individuo, cada célula, debe apropiarse del proyecto, hacerlo suyo, sentirlo suyo. Para que lo anterior ocurra se podrían cuajar las metas y las estrategias con la colaboración y la participación de Tod@s, sin excluir a nadie.
Entonces volvemos al tema central, ¿cómo alcanzar un mayor desarrollo económico?
En una economía familiar cuando sale más $$$$ de lo que entra ¢¢¢, hay que sentarse y hacer los ajustes, estableciendo prioridades y tomando en cuenta lo que queremos lograr a largo plazo. Sí, leyeron bien. A largo plazo, la miopía financiera de estar tapando boquetes aquí y allá sin tratar de visualizar el estado del camino en su totalidad, nos puede llevar a gastar nuestro dinero tapando grietas y de repente darnos cuenta que llegamos a un tramo donde existía una rotura mayor, que no nos permite continuar hacia delante, pero ya agotamos todos nuestros recursos tapando las pequeñas grietas que estaban al frente y que aunque incómodas nos permitían transitar. Entonces nos damos cuenta que no fuimos precavidos y no guardamos para reparar el derrumbe del que no nos percatamos (por estar más lejano en el camino) y que ahora nos impide progresar.
1) Primero establecemos las metas.
A mi me encantaría que en Puerto Rico tod@s tuviésemos mejor acceso a la educación formal, informal y vocacional. Que nadie se quede sin estudiar lo que quiere por no tener dinero, por falta de tiempo, o por vivir en un ambiente que no propicie tener ese tipo de aspiraciones.
Preferiría que tod@s pudieran tener un hogar donde vivir y desarrollarse.
Que tod@s puedan ir al médico cuando estén enfermos.
Que tod@s puedan darse un gustito de vez en cuando, divertirse, pasear, visitar otros países.
Lo obvio es que nadie pase hambre, que todos puedan vestir y calzar, que haya dinero para transportarse y para cubrir todas las necesidades básicas (energía, comunicaciones, agua, sistema sanitario, etcétera).
Este es el Puerto Rico al que aspiro. Superada la meta más cercana, se enfilan las demás, hasta llegar a las metas más sublimes, como convertirnos en un pueblo sabio, culturalmente rico, conciente y justo, un pueblo espiritual.
2) Segundo establecemos las prioridades, sin olvidar evaluar qué es lo más beneficioso a largo plazo.
Para mi la prioridad para un gran desarrollo económico es la educación; pero para poder concentrarnos en los estudios hay que tener comida, salud, hogar, ropa, zapatos, transportación y un ambiente propicio para poder estudiar.
Esto nos lleva a dar énfasis y protección especial a las siguientes industrias puertorriqueñas:
Diseño y Manufactura de calzado
Industria de textiles (telas)
Diseño y Manufactura de ropa
Escuelas de profesionales de la salud
Hospitales y centros de salud
Agricultura
Empaque y Manufactura de alimentos
Escuelas de Ingeniería, de Arquitectura, Vocacionales y Técnicas, y de todo lo relacionado con el diseño y la construcción.
Industria de la construcción.
Industria de las telecomunicaciones.
Sistemas de transportación.
Hago énfasis en que estas industrias deben ser predominantemente puertorriqueñas, porque si aspiramos a que tod@s tengamos acceso a la educación y a las cosas obvias (casa, ropa, zapatos, salud, entretenimiento, comida), hay que abaratar costos. Ademas, si la gente no trabaja y no tiene cierto poder adquisitivo, tampoco podrá cubrir sus necesidades básicas.
Habrá quien diga ¡Pero, si al importar de la China todo sale más barato! Claro, el precio parece más barato, pero al final del camino podemos desbarrancarnos por la carencia de empleos, de destrezas y conocimientos. Porque los chinos van a obtener los trabajos, el conocimiento y las destrezas, mientras los puertorriqueños memorizamos las novelas, nos alcoholizamos, drogamos y enfermamos por la falta de autoestima que produce la carencia de un empleo. Entonces nos daremos cuenta que mientras estábamos tapando las grietas del camino, se iba creando un cráter de dimensiones inimaginables. Parece que el anuncio de la televisión tenía razón cuando decía: ¡lo barato sale caro!
3) Tercero; Implementamos.
No podemos darnos el lujo a estas alturas de estudiar, comisionar, discutir, acordar, recomendar y luego engavetarlo todo, como hemos hecho tantas veces. Tanto dinero para estudiar y divagar en las ventajas, desventajas, problemas, objeciones, virtudes e inconvenientes, para luego no hacer absolutamente nada.
Vamos a arriesgarnos en la aventura de hacerle caso al sentido común, en vez de estar sopesando trivialidades politiqueras. Después de todo, ¡que bien se siente hacer las cosas bien hechas!
Para implementar hay que asignar recursos. Si para ti hay algo realmente importante me imagino que procurarás adquirirlo, cuidarlo, mantenerlo, defenderlo y optimizarlo. Lo contrario sería la muestra más sencilla de la cruda hipocresía. Tratar de aparentar ante los demás una mentira.
Por lo tanto las asignaciones presupuestarias deben estar acordes con las metas y las prioridades previamente acordadas. En otras palabras, si mi prioridad en la etapa inicial es la educación, debo asignar los recursos requeridos para cumplir con las estrategias trazadas y alcanzar los objetivos.
Por ejemplo: Si quiero que todos los niños de primer grado aprendan a leer, primero debo preocuparme porque asistan a la escuela o tengan otras alternativas de aprendizaje, como estudiar en la casa. Probablemente algunos necesiten transportación, a otros habrá que visitarlos a los hogares cuando tengan un patrón de ausencias (trabajadores sociales u otro personal cualificado). También hay que ofrecerles alimentos sanos (desayuno y almuerzo). Procurar que tengan zapatos, uniformes, materiales (libretas, libros, lápices). Verificar que estén saludables (vacunas, clínicas de salud). Darle apoyo a los que tuviesen condiciones especiales y tener refuerzos para ayudar a los que se queden rezagados.
Si se roban el dinero y los materiales, si cada cual no hace la parte que le corresponde con amor y excelencia, no importa cuantos recursos asignen, el resultado será espantoso. La Corrupción lo fastidia todo! Debería catalogarse como corrupto aquel que desperdicia los recursos en cosas menos relevantes y deja a la intemperie lo que había que proteger por ser lo más valioso. A esos malos administradores habría que juzgarlos y obligarlos a que de alguna forma resarcieran los daños ocasionados por su pobre gesta. Pero quizás la culpa no es sólo de ellos sino de nosotros, los que permitimos que personas no capacitadas ocupen ciertos puestos importantes.
Es tiempo de parar el chantaje y la corrupción en Puerto Rico, es tiempo de actuar con energías de cambio renovado. El movimiento hacia el progreso es de orden divino, y tarde o temprano tendremos que decidirnos salir de este lapachero.
Por Mercedes Padilla Vélez (Guativirí)
17 de agosto de 2011